PEQUEÑOS CONSEJOS PARA SOBREVIVIR A LOS SUSPENSOS DE LOS HIJOS

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¿QUÉ  HACER?

MANTENER LA CALMA

Cualquier suspenso es superable y debe encontrarse la vertiente positiva afrontando la frustración y utilizando los errores como alicientes.


SALVAR LOS AFECTOS

Los hijos son más que las notas que sacan. Se debe estar orgulloso de lo que son, no de lo que hacen.


ANALIZAR LAS CAUSAS

No es lo mismo pasar por una dificultad concreta que suspender por falta de organización y esfuerzo.


SER REALISTA

Suspender no significa ser un fracasado ni tampoco que los padres sean unos incompetentes.


HABLAR CON LOS PROFESORES

Se debe tener una visión completa de la actitud y el rendimiento escolar.


ELABORAR UN PLAN DE ACTUACIÓN

Establecer acciones claras, acuerdos mutuos, fijar compromisos y horarios de estudio y las consecuencias por incumplimiento.


AYUDAR

Animar y proporcionar técnicas de estudio. Reforzar los conocimientos con un profesor particular o academia de refuerzo.


SUPERVISAR

Hacer un seguimiento y controlar que se cumplen los compromisos y retirar privilegios si no se asumen las responsabilidades.

¿QUÉ NO HACER?

DRAMATIZAR

Gritarle, pensar que toda su vida va a ser un desastre o no dormir pensando en qué se ha hecho mal no conduce a nada positivo. Descontrola y desgasta.


CULPABILIZARSE

Las calificaciones de los hijos no son reflejo de nuestra destreza como educadores.


REPROCHAR

Puede resultar contraproducente que nuestros hijos se sientan “inútiles” o “vagos” si interpretan que no serán capaces de superar la situación.


SERMONEAR Y PASAR

No podemos machacar a nuestros hijos si no adoptamos medidas frente al problema; éste no se resolverá solo. 


IMPONER GRANDES CASTIGOS

Las amenazas no ayudan y no se deben tomar medidas desde la ira o la frustración. Las normas han de ser pocas y sagradas.


BUSCAR EXCUSAS

Si se suspende es porque no se ha estudiado. Dejemos de buscar culpables externos o atribuirlo a problemas de aprendizaje.


BUSCAR RESPUESTAS RAPIDAS

No existen recetas ni métodos infalibles para que los hijos aprueben. El papel de los padres ante los suspensos es seguir educando, con confianza y paciencia, con normas, límites y consecuencias, y eso es una siembra de cosecha tardía.

Fuente: La Vanguardia